Hoy sin una gota de sangre etílica, cure mis heridas y embarre este sentimiento con ocre y púrpura, para que todo parezca excremento gubernamental y todos los días vea tu hombro y piense en el cuadro de la seguridad nacional, cuyo centro es un infinito mar de violencia.

Pintando todas las cosas que tocamos, está la cara de Dios porque pasé mi pincel escobilla y haciendo un poco de cosquilla al ave que volaba sobre una vida peligrosa, la pinte de color rosa; entonces la vida de un limonero puede ver el mismo infierno atrapado en un marco de oro, viendo la opulencia de un rico que es tanta vergüenza para nosotros los pobres.

I Believe, I can fly en este tiempo tan mío en que puedo pintar mi alma volando por la ciudad espectro, viendo todo desde la vista de una planta, está ese rostro misterioso con los ojos rojos, clavando su maléfica risa en mi eterna duda que sale de una sombra hecha con una espátula, embarrando una choza de campo donde me he jugado la vida por no parar de pintar.

Caminando dentro de mi propio cuadro, voy divagando por una calle infinita, solitaria y mojada por las lágrimas de un anciano donde cientos de vidas se esconden en sus arrugas. Caminando sola, sigo hacia una perspectiva oblicua, retorcida buscando alegría y una entrevista con la persona que no conozco, pero si culpo de mis tragedias cotidianas.

Con verde y amarillo pinte un par de fundillos liberales, anales, peregrinos como un rabino tratando de despegar su rumbo al otro mundo, que es como dormir y estar despierta… es tan simple que únicamente basta una bocanada y también tú pintaras telas de arañas un poco pardas en el corazón de una prostituta enana.

Dibujando llagas en las manos te las entrego, para que veas que fui victima de un engaño tan vil, mal se paga entregando el juicio a mi Dios, a nuestro Dios o a tu Dios que es el mismo, tal vez muy cínico o con mucho carácter, porque hay que tener muchos cojones para acoger en su santo seno a un santo con cacho como eres tu. Pero todo esto son borrones de un amor que naufrago y se escondió con muchas barras de colores pasteles que me dejó en los laureles.

Pinto cuando pienso en ti, cuando tu sacrificio se vuelve una frustración y se llena de desesperación. Pinto cuando tu recuerdo se vuelve el mío y sólo es una realidad para mí y para ti. No hay colores para pintar esto, porque es exclusivamente un breve espacio donde yo no estoy y tú sí estas.

En un desesperante blues tranquilizomi lápiz que solo hace círculos y se transforman en espirales de olores corporales donde gira el sabor de mis deseos, desvaneciendo todo aquello que pinté, regresando al principio de nada que era el principio de todo esto.

No hay más que decirnos, tú que me lees y yo que te escribo…me voy en un submarino hacia la profundidad de los espirales que ya pinté.