Nos juzgan sin razón, nos culpan del desorden, oyen sin escuchar, sin prestar atención, a nadie le importa quienes somos.
Ellos tienen la culpa de lo que nos hemos convertido, no pueden verse a sí mismo y no pueden ver nuestro dolor.
Cortaron las alas, nos implantan tabúes y sus palabras son cuchillas en nuestro corazón, por qué decidieron tenernos si nos iban a maltratar.
Una sociedad en decadencia y no sabemos si somos victimas o culpables, pero estamos dentro de ella sin escuchar nuestra conciencia, sin hacer nada por ella.
Nos justificamos con excusas vanas y nos encubrimos con la rebeldía.
Solo queda la esperanza de un mañana, creer en lo imposible y luchar por lo que no existe, la justicia.