Cada vez que tengo esa imagen frente a mí, la sangre me hierve de ira y rencor, como pude cometer tan funesto error.

Me ahogue en mi esperanza, me siento indigente, fría y descuartizada, el dolor crece en el interior de mi alma.

Me cubres con tus siniestras garras, tratando de sobornar mi razón. Rompo a gritos mi agonía, deja de usar mi familia.

Camino por una senda, lastimada. Mi frente en baja y mi fortaleza subyugada, como quien se avergüenza de su vida.

Piedras en mi paso laceran mis pies descalzos, aquellos que tanto te ayudaron.
Recuerdos de una sinuosa imagen, traen el tortuoso pasado que pensé había superado, pero es mi destino, que mi candor sea perjudicado.
Amargaste mis noches y te llevaste la luna, llenándola de fantasmas burlones y pesadillas vacías. Destrozaste mi vida y no quieres rendirte, para no herir la bestia del orgullo, mientras mi cuerpo se desintegra de tanto dolor. ¡YA DEJAME EN PAZ!