
Ya no hay spam y que más da, si el alma corrió del cuerpo, pues cansada de sufrir ha de estar.
Ojos vacíos que se llenan de culpabilidad y una guerra existencial que con jarritos de dulzura no se podrá rellenar.
Ya no hay spam y que más da, si el alma corrió del cuerpo, pues cansada de sufrir ha de estar.
Ojos vacíos que se llenan de culpabilidad y una guerra existencial que con jarritos de dulzura no se podrá rellenar.
No entendía porque todos estaban conspirando en contra de ella, hasta tener que aislarse de la multitud, en aquel castillo de cristal para curar las heridas pestíferas por la inoculación y aquellas no eran por otros, sino por ella misma. Descubrió que era producto de un espejismo y nada existía; aunque ciertamente nadie la entendía y es por falta de estar acompañándose a si misma.
El recuerdo de aquella salida astral soñada, revivida en este deja vu de realidad.
De una botella bohemia, se derrama ese líquido áureo, toxico para el hígado y cae en el río mal oliente, que supuestamente comenzó con una funda virgen de papel, se traza en lienzo una de sus muchas historias, posiblemente le falta al mendigo para conseguir su último pan.
Revivimos su cara, con el límite de similitud que maybe Prozac pueda mejorar.
Peor aun, Silvio es el único que entiende mis malas costumbres y la de aquellos desesperados, gritando por amor y buscando la paz que no dejan de celar.
Y este movimiento brusco con mi celular alumbrando para poder borronear, desparrama mis ideas al igual que este esparzo que le llaman existencia.