El trastorno final.
En un mundo de letras y sombras, la premisa de mi psiquiatra que dice los locos no se enamoran, se pierde mi mente en el lugar más oscuro del pensamiento junto con este sentimiento de culpa por la demencia infinita dentro de mi ser, amargado y débil por el retroceso.
Tanto sentir falso con este trastorno que llego al limite, donde aquel ser especial se describe en cualquier test y donde muchos son igual que él.
Una decepción entre litio y neuronas, un rapto mental de delirar. Dos personas en un solo cuerpo luchando por la misma mente, no se sabe si eres tú An o aquella que se fue.
Se perdió mi alma, mi mente esta nublada con tantos recuerdos sin rostros ni tiempo, un frenesí eterno.
Tu alma no se ha perdido, está ahi latente esperando a que sientas sus murmullos. Paciencia, ya la oirás.
Un gusto verte de nuevo por la blogósfera pequeña Angie. Besos