Todo comenzó de una conversación trivial, con la incógnita lanzada directamente a mí: ¿Qué prefieres ser ciega o muda?, y sin pensarlo mucho, respondí que MUDA, pero ese es simplemente el inicio que desató la nueva obsesión que combino con sentir.

Definitivamente no soy buena cotorra, pues ha sido la razón de mi esclavitud, ya que la expresión secó mis sentidos en esta generación muda de la cual yo he querido escapar.

La sinceridad ha opacado mi sensibilidad, y los altos decibeles alejaron lo que debí observar, que ahora quizás no se valorar, pues mi alma dejó este lugar sin llegar.

Tantas ideas vagas me llevan a la conclusión de cuál es la razón de sentir esta falta de libertad, y me ayudaste a ver el sentido mudo que quiero darle, con atractivos colores y encadenando ese órgano que puede proporcionar placer con dulces palabras, pero al mismo tiempo ha ensordecido la esencia de mi ser, siendo el mejor enemigo.

Atrapé a muchos, condenándome más a la sujeción de no ser una humana sin existencia y desencadenándome del motor rutinario en que todos viven.

Ojala puedas ver el sentido de mis letras vacías, que en la sobriedad sirven como pistas para poder entender lo que no entiendo de mi juego a pesar de ser un libro abierto.


Y ese matiz rojo sentimiento desata el lenguaje ambiguo que me mantiene apegada a esclavitud…
Y no se si el Verde esperanzado me provocaran lo que aquellos hongos mágicos que a tu lado confundo con liberación, presa en tu silencio.
Por lo menos encontré la armonía de aquellos trazos que parecieran calqueados de mi alma con palabras sordas y tú….