Hoy en media noche no se que hacer con mis pinceles y mi pipa que esta hambrienta de mi boca, por mi mundo y por mis bustos mejorados apuro plástico sintético – social en la que más envuelve mi desierto.
Caminando bajo la lluvia junto a mi eterna compañía la soledad, una reforma fiscal agobia mi recorrido y mi aire revolucionario solo quiere ver mártires olvidados y mi cuerpo recostado en aquella playa donde olvido todo, incluyendo la odisea de mi cerebro retorcido, apretado y desenfrenado, sembrado de raíz en la tierra, dejando sus venas ancladas al lodo de mi rostro desfigurado y ensangrentado.
El sonido de un violín saca de contexto mi cara, que de por si esta más arrugada, mi cuerpo mutado y mi alma más destrozada.
Con sutileza y mucho tacto, de la historia que he querido contar y me he olvidado, solo porque fue una luz que ilumino mi valle de oscuridad, tan solo porque fue una flor que pise, tan solo porque es un ángel quien quise quitarles las alas y hacer revolución en mi cama.
Escupiendo desde mi balcón, salpico a un mundo que se refugia en sus casas, a la cual le hago música de cuna con mi vomito, lo que se traduce a que mi boca esta cantando para ustedes esta noche. Así mi chorro anémico se esparce por los tejados volviéndose rocío para las personas que habitan esta ciudad de sol.
Sóla a esta hora me confundo, porque lucho con toda la locura lógica que pasa por mi mente y no puedo darle forma a tanta incongruencia, a tantas acciones repetitivas que se mezclan en un abismo de caos, dando como resultado mi perspectiva de ver mi propia forma de ser.